He pasado un par de meses medio loca (tengo testigos) porque no sabía que ponerme para una boda.
Os cuento:
Hace meses que descubrí a una diseñadora flipante, tenía el vestido de mi vida, y decidí que para la siguiente boda, me lo compraba.
Se anunció la siguiente boda, y yo ya me veía en mi vestido.
Me quedé embarazada, pero daba a luz dos meses antes de la boda, y yo ya me veía en mi vestido.
Di a luz, y yo ya me veía en mi vestido… Y de repente caí en que ese no podía ser mi vestido… ¡No era apto para dar el pecho! Y Mini Panda está con lactancia materna exclusiva.
Tras el jarro de agua fría, helada, gélida más bien, me puse a darle vueltas a lo que necesitaba:
– Un vestido rojo (el color se me había metido en la cabeza, qué pasa).
– Largo, porque la boda era de tarde y yo soy muy tradicional para el protocolo.
– Apto para dar el pecho.
– Que no me marcara la tripa.
– Con la espalda tapada, porque la lactancia materna sin sujetador no mola.
– Cómodo.
– Barato.
Fácil, ¿eh? A esto vamos a sumarle que odio ir de compras… éxito garantizado.
Fui a probarme vestidos con mi personal shopper particular (aka amiga a la que le encanta la moda, ir de tiendas y mandar… love you, Maru :D) y no nos gustó nada, pero descartamos muchos estilos y cortes (yo creo que todos).
Un día me iluminé y se me ocurrió que la mejor opción era una falda larga con un poco de vuelo, tipo la midi Valentino, pero larga (otro capricho).
Mi primera idea fue hacérmela yo (recién parida y con mi Little Panda danzando. Optimista que es una). La descarté rápido.
Segunda opción: hacérmela a medida… 175€ me hicieron pasar al plan C (recordemos que un requisito era que fuera barata, que luego te pones a sumar entre complementos e historias y la cosa se va de las manos).
Al final la encontré ya hecha en una tienda, bien de precio (75 €) y después de hacerle el bajo y plancharla, ?era perfecta!
Os voy a ahorrar los detalles de la falda, la tienda, el “no tiene vuelo vamos a ponerle tul”, el “qué desastre, vamos a quitarle el tul”… Menos mal que tengo unas amigas que me aguantan y me apoyan en mis idas de olla.
La blusa fue otro problemilla, porque necesitaba botones para poder abrirla y dar el pecho, pero al final opté por lo que es más cómodo para mí: ¡subírmela tranquilamente! Así que tras una búsqueda por la planta joven de El Corte Inglés me compré una blusa blanca, mona y cómoda en NafNaf.
Para terminar de rematar el conjunto solo me faltaban un cinturón y unos pendientes, que compré en www.piliymili.com.
Conclusión: falda larga, blusa blanca, un cinturón… ¡¡Et voilá!! Mi look perfecto, ideal, mi favorito, ¡el que me define! En los pies, Stilettos negros, y me ahorré el bolso al llevar el carro; ¡y fui super cómoda, me sentía yo y me veía guapa!
A Mini Panda le puse un vestido en blanco roto de Dulces, calcetines calados y una chaquetita también de Dulces, que la boda era en Segovia y por mucho que fuera julio, por las noches refresca 🙂
Blusa: NafNaf
Falda: Tienda de barrio
Cinturón:
Pili y Mili
Vestido de Mini Panda: Dulces
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